PARTIDO OBRERO DE PILAR

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viernes, 29 de octubre de 2010


Ante la muerte de Néstor Kirchner

La muerte súbita del ex presidente Néstor Kirchner conmociona por su condición de jefe político incuestionable del gobierno actual. Tiene lugar en la misma semana en que se produjo el crimen político contra Mariano Ferreyra y cuando la investigación de este crimen ocupaba el centro del escenario político. Es imposible no pensar que la crisis desatada por este crimen, que caló hasta el hueso del régimen político, no haya cobrado un precio elevado sobre la salud deteriorada del ex mandatario. No sería la primera vez que las contradicciones insuperables de una política y de un régimen político se cobren la vida de su articulador. La lucha encarnizada por los despojos políticos del ex presidente ya ha comenzado: los papeles de las acciones de los pulpos argentinos en Nueva York han tenido un ascenso espectacular en los pocos minutos que siguieron a la muerte de Kirchner. El capital es despiadado: presiona para que los cambios políticos que provocará la muerte de Kirchner sirvan para acentuar la política de acuerdos con la banca internacional, de la que busca -como ya ha conseguido con los bonos argentinos- redituar enormes dividendos. La burocracia sindical, por su lado, intentará cambiar el escenario que la tiene como responsable del patoterismo asesino y de la entrega de derechos laborales, y posicionarse para ocupar el centro de la sucesión política. Advertimos al pueblo acerca de la crisis política que desata esta muerte súbita, así como de sus protagonistas e intenciones, para que podamos asumir una posición clara y lúcida de defensa de nuestros derechos sociales y políticos -en especial, recuperar los sindicatos y desarrollar una alternativa propia de la clase obrera.

Jorge Altamira (27/10/20

Jorge Altamira (27/10/20


AL PUEBLO

Argentina ha vuelto a vivir una Semana Trágica -otra más en la historia de lucha de la clase obrera.
Mariano Ferreyra, estudiante y trabajador, fue asesinado; Elsa Rodríguez, luchadora barrial, lucha por su vida; otro compañero del Partido Obrero y un compañero tercerizado, heridos.
El crimen cometido ha echado una nueva luz sobre cosas que no necesitaban mayor claridad.
La existencia de una burocracia sindical 'protegida' por el aparato del Estado y sus leyes y reglamentos, entrelazada con las patronales y convertida ella misma en empresaria, que organiza grupos armados para la defensa de sus privilegios y de sus intereses.
Una policía, cuya estructura sigue incólume desde la dictadura militar, que franquea el paso a estas patotas, en una suerte de tercerización de la represión y que luego recibe el visto bueno del jefe de Gabinete.
Un régimen político por donde circulan invitados los integrantes de estas patotas asesinas, que les permite sacarse fotos con ministros y operadores del gobierno.
Un gobierno que rechaza un pedido de audiencia para que asuma la responsabilidad política que le cabe y que reacciona con críticas atemperadas hacia los criminales, para poder descargar la masa de sus acusaciones contra las víctimas y sembrar la confusión política que facilita el encubrimiento y la impunidad.
Una llamada oposición que, con algunas excepciones, ha sido incapaz de la menor reacción política; más allá de comunicados medrosos, o incluso de complicidad con las tentativas de encubrimiento oficial, hasta se esconde de las luces de la televisión en las que tanto se exhibe.
Un régimen sindical estatizado que funciona como cerrojo para la libre expresión y organización de la clase obrera y como rueda auxiliar de los intereses capitalistas y de los gobiernos -como lo demostró recientemente el rechazo a la jubilación mínima del 82%.
Un extendido régimen de superexplotación social -la tercerización- para el mayor enriquecimiento de los capitalistas y los burócratas asociados a ellos.

Un régimen de concesiones ferroviarias sostenido con subsidios del Estado, en un vasto esquema de corrupción que reúne al Estado y al gobierno con aquellos mismos que han desmantelado los talleres y las vías ferroviarias, y robado miles de toneladas de material y maquinarias.
Es necesario poner fin a todo esto de una vez por todas.
La gigantesca reacción popular contra estos crímenes, hasta en los más alejados rincones de nuestro país, es la parte verdaderamente luminosa de esta Semana Trágica.
Las innumerables huelgas de solidaridad en las empresas y otras manifestaciones obreras y populares son la representación genuina y verdadera de la clase obrera y de la ciudadanía que luchan.
Por todo esto, planteamos:

  • Juicio y castigo a todos los culpables; investigación de las comisarías 24 de Capital y 2 de Avellaneda.
  • Investigación de todas las comisarías denunciadas por torturas y castigos, o que hayan sido partícipes del 'gatillo fácil', y de las responsables de la creación de las zonas liberadas para las acciones delictivas.
  • Fuera las burocracias de los sindicatos; reconocimiento de los sindicatos inscriptos; derogación de la ley de asociaciones profesionales; por la transformación de los sindicatos en órganos de lucha de los trabajadores, independientes del Estado, escuelas del desarrollo material, moral y político de la clase obrera.
  • Por una CGT sin burócratas, democrática e independiente del Estado.
  • Fin de las tercerizaciones, convenio único por industria en todas las empresas; fin a la flexibilidad laboral; reparto de las horas de trabajo para crear mayor empleo para los desocupados y los jóvenes.
  • Por una jubilación del 82% del último salario.
  • Expulsión, sin ninguna clase de indemnización, de las concesionarias y de las tercerizadas truchas del ferrocarril; por un sistema ferroviario de propiedad y gestión estatales, bajo el control de representantes electos y revocables de los trabajadores.
  • Juicio y castigo a TODOS los culpables.

domingo, 24 de octubre de 2010

Mariano Ferreyra Juicio y Castigo

UN CRIMEN CONTRA LA CLASE OBRERA

Reclamamos una audiencia con Cristina Kirchner

La Presidente ha dicho que "hay que identificar a los autores materiales e intelectuales sean políticos y sancionarlos". Le decimos: el país sabe quienes son. Las evidencias aportadas por los medios de comunicación, los testimonios de los testigos y las declaraciones de las propias víctimas son abrumadoras. Por eso afirmamos que los instigadores de la brutal masacre tienen nombre y apellido: José Pedraza, secretario general de la Unión Ferroviaria; Juan Pablo Schiavi, Secretario de Transporte; Antonio Luna, Subsecretario de Transporte Ferroviario y su hijo, quien estuvo presente en el lugar de los acontecimientos; Pablo Díaz, miembro de la conducción de la Unión Ferroviaria.

Reclamamos una reunión inmediata con la Presidenta. Las pruebas son contundentes y los responsables de la masacre deben ser procesados y puestos presos de inmediato.

21/10/2010


Cómo ocurrieron los hechos

Miércoles 20, 12 horas, calle Lebensohn al 500, Avellaneda. Desde esta cita salió la movilización de los compañeros ferroviarios de las empresas tercerizadas, acompañados por delegaciones del PO y otras organizaciones.
A pocos metros, se pudo advertir la presencia de una patota organizada sobre las vías con uniformes de la empresa, formada por unos 120 integrantes. Formaba parte de la patota el hijo de Antonio Luna, subsecretario de Transporte Ferroviario, integrante de la burocracia sindical ferroviaria, quien actúa como un provocador desde el inicio de los hechos. El corte de vías, en ese lugar, era imposible de hacer por la presencia de la patota y un cordón de la Infantería de la Policía Federal y de la Bonaerense. Por esa razón, la movilización siguió marchando por Lebensohn hacia los fondos de la Estación Avellaneda y luego hasta las inmediaciones de la Estación Hipólito Irigoyen, donde las organizaciones decidieron subir a las vías. Hasta ese momento, la patota seguía a la movilización ocupando y marchando por las vías, en tanto el cordón de las fuerzas de seguridad seguía a la movilización de los ferroviarios en lucha.
A la altura de Puente Bosch -que comunica Avellaneda con Capital- los manifestantes intentaron nuevamente concretar la ocupación de las vías, lo que fue violentamente reprimido, a pedradas, por la patota sindical. La Bonaerense, fuera de jurisdicción, actuó en sintonía con la patota, descargando balas de goma contra los agredidos.
Luego de este hecho, los participantes de la movilización decidieron en asamblea retirarse y llamar a una asamblea para discutir nuevas iniciativas de movilización para el jueves 21, a las 17 horas.
Mientras se estaba desenvolviendo el último tramo de esta asamblea, la patota bajó de las vías a la carrera descargando una lluvia de piedras. Allí se rearmó el cordón de seguridad de la movilización, que hizo retroceder a los agresores. Pero la policía, esta vez la Federal, protegió a la patota en retroceso, resguardándola detrás de los patrulleros. La columna de la movilización, a la altura de Pedro de Luján y Perdriel, a tres cuadras de Avenida Vélez Sarsfield se frenó, se repliegó y se retiró. En este momento, la policía, una vez más la Federal, abrió el cordón y dejó pasar a quienes serían los asesinos. Estos actuaron profesionalmente, tapándose la mano con la que accionan el revólver para que las partículas de pólvora no se depositen en la mano del tirador porque esto puede ser descubierto hasta dos semanas después por pericias. Hay dos tiradores, uno con un revólver 38 y otro con una 22. El portador de la 38 carga dos veces el tambor y los casquillos quedan como prueba. Tanto uno como otro, esto es importante, tiran al bulto, es decir a matar. Nuestra compañera Elsa Rodríguez cayó fruto de un balazo en la cabeza a 200 metros de donde se encontraba el tirador, lo que plantea como hipótesis la posibilidad de un tercer agresor armado.
Además de Mariano Ferreyra y de Elsa Rodríguez, tienen heridas de bala Nelson Aguirre (en la pierna) y Ariel Pintos, un ferroviario tercerizado (también en una pierna).
En el lugar de los enfrentamientos existe una terminal de Chevallier. Tanto las cámaras de la terminal de ómnibus como las de otras fábricas de las cuadras en las que se produjo la agresión deberían haber registrado los hechos que, en una primera instancia, fueron filmados por las cámaras de C5N.
A esto debe sumarse lo que es un capítulo siniestro. Con Mariano Ferreyra herido de muerte, la Policía -una vez más la Federal- no se hizo cargo. Fue la decisión de sus compañeros lo que permitió parar una ambulancia en tránsito y cargar a Mariano y a Elsa.
En cualquier vagón del Ferrocarril Roca se puede leer un volante que dice: "nos vamos a hacer cargo de lo que la policía no hace", firmado por la burocracia de la UF escudada bajo el nombre "Trabajadores Ferroviarios".
El propio José Pedraza, actual titular de la UF, se reconoció como organizador de la patota. Desmintió que "haya existido un enfrentamiento con trabajadores de UTA", confirmando que sí lo hubo con "ex trabajadores ferroviarios despedidos acompañados por el PO y otras organizaciones. "Pedraza justificó los incidentes -sin saber aún que había un muerto y dos heridos de bala- al destacar que los trabajadores ferroviarios impidieron el corte de vías en defensa de sus fuentes laborales" (Télam, 20/10).
Por otro lado, Pablo Díaz, de la directiva de la UF, afirmó: "mientras estemos nosotros, no vamos a permitir ningún corte en las vías" (Infobae, 20/10).
Todas las huellas de los asesinos están expuestas.

Lisandro Martíne